jueves, 25 de marzo de 2010

CREMA DE CALABACÍN

Esta fue la primera de las recetas con las que me atreví a iniciar mi experiencia entre fogones después de que mi maridito insistiera en el hecho de que debía hacerle comiditas bajas en grasas y aptas para estómagos delicados.
Sencillo, diréis. Bien pues, como todo en esta vida, esta "sencilla" receta, también tiene su aquél.

Ingredientes:

2 calabacines
Aceite de oliva
Pastilla de caldo de carne
Un vaso de leche
Agua
4 Quesitos
Sal y pimienta

Elaboración:

Después de pelarlos, cortar los calabacines en rodajas y rehogarlos en una sartén con el aceite bien caliente.
A continuación, se pasa el calabacín a una cazuela y se añade el vaso de leche, la pastilla de caldo de carne y la cantidad de agua necesaria para cubrir los calabacines.
Una vez que el calabacín esté tierno (comprobar con la ayuda de un tenedor pinchando el calabacín), añadir los 4 quesitos, la sal y la pimienta.
Dejar que de derritan los quesitos, removiendo para evitar que se pegue y pasar por la batidora.
Listo para servir!!

La primera vez que me puse manos a la obra en la elaboración de esta receta no me fue mal del todo, o eso me dijo mi conejillo de indias, claro. Pero, ¿y la segunda vez?
Está claro que cuando eres novato, no debes fiarte de tu memoria. Es preferible, antes de ponerte manos a la obra, releer la receta varias veces, para tener claros los pasos a seguir, e ir repasándola durante la ejecución para no olvidarte de nada.
El primer percance que tuve fue el confundir la pimienta con el pimentón dulce. Nada que no tenga solución, pensé. Ahora no voy a tirar lo que tengo en la cazuela. Así que le añadí la pimienta. Igual modificaría el gusto de la crema pero, con estas cosas nunca se sabe, a lo mejor hasta conseguía convertir una simple crema de calabacín en cocina creativa...
Pero eso no fue todo, en el momento de añadir el agua, no tuve en cuenta que ya tenía prácticamente cubiertos los calabacines con la leche y, sin piedad, aboqué casi una jarra de agua a la cazuela, creyendo que lo que conseguiría sería más cantidad de crema.
Resultado: desde luego aquello no era una crema de calabacín era... No sabría como definirlo, ¿alguna sugerencia?
Al igual que con el error cometido con la pimienta y el pimentón, intenté subsanar el problema. ¿Cómo, os preguntaréis? Muy fácil, añadiendo una patata cocida. Esto espesaría la "crema" y ¡Problema resuelto! Pero no fue suficiente.
Finalmente, la crema terminó yéndose por el desagüe de la cocina y hube de preparar un sándwich para la cena de ese día.

P.D. El error del pimentón dulce no fue percibido por el paladar de mi víctima.

1 comentario:

  1. Probando, probando...

    Tu primera experiencia con los fogones veo que al final no salió del todo mal, me alegro! y cuidadín con lo que cocinas que a mi "cuñao" lo quiero mucho, eeeehhh!!

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